8. ¿Topocho Francés?

Existe una gran cantidad de frutas y vegetales cultivados en Venezuela, pero ¿Existe el topocho francés? Lo más parecido que conocemos a esto es el Limón francés, ese sí, ah también está la naranja china, el tamarindo chino, la pesjua extranjera, el jobo indio, el níspero japonés y otros que dan miedo por su nombre como el zapote. Algunos pocos conocidos como el riñón (que solo conocemos como órgano de animales superiores o inferiores), la pendanga, el caruto y paremos de contar. Lo cierto es que en parte, estas frutas representan la venezolanidad. Los nombres particulares que damos a las cosas y que en la historia van transformándose y algunos quedando en la ignorancia de muchos de los que nos vamos a las micrometrópolis venezolanas.

Muchos amigos que leen este blog, cantidad que va en ascenso, me pregunta el por qué del nombre “El Topocho Francés”, a otros les da risa. Para muchos de mi edad (generación del chavo del 8), vemos a un topocho como algo burdo, un poco estrambótico en su esencia pero a lo que estamos habituados… un insumo del famoso sancocho. A los adolescentes (Justin Bieberos) les parece una palabra impronunciable como “pantaletas” o “sobaco”. Pero a los adultos mayores como a los de la tercera edad les resulta algo supremo, algo que cura todo, que tiene todas las energías del mundo. Siempre escuche a mis abuelos haciendo comparaciones de los regímenes alimenticios de sus épocas con las de ahora. “Nosotros nos criamos con topocho verde, los muchachos ahora comen es Confleis (Corn Flakes)” jejejeje. A lo que deseo llegar con todo esto es con mirar como hemos perdido con los años todo eso que nos representa, aquello que nos hace  ser nosotros, eso que nos define como venezolanos.

Con esta nueva etapa de mi vida, esta etapa que he deseado documentar, quiero en todo momento resaltar eso que somos, reforzar la belleza de ser venezolano y de poder mantener la esencia de nuestro ser. De verdad, pese a la cantidad de problemas que tenemos, somos gente buena, al menos conozco mucha. Resaltar todo eso, sin dejar de reclamar en ningún momento lo que nos daña como país. Generar la crítica nos ayudará a salir en algún momento (espero pronto) de todo este hueco en el que nos hemos metido nosotros mismos.

Esta época de Venezuela, en la que muchos jóvenes iniciamos este viaje por el mundo a crear nuestros propios caminos, ha sido generada por diversas razones, razones en las que no deseo ahondar, pero formará parte de un antes y después de nuestra historia. Época en la que muchos iniciamos nuestra propia siembra, yo, por mi parte, intentare sembrar un topocho venezolano en tierras poco fértiles, en donde no saben nada de él. Para todos aquellos que salen de su país, háganlo dejando siempre su país en alto. Siempre estaré orgulloso de ser venezolano y nunca dejare de sentir nuestra tierra, ni olvidar su gentileza y mucho menos el sabor de mi arepa.

Aquí vamos, con fuerzas, esperanzas y con la mente fija en moldear las oportunidades a nuestro modo. Siempre con la ayuda inconmensurable de Dios.